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El chico tenía seis o siete años y andaba alegre y tranquilo por su barrio, lo conocía bien y en sus calles se sentía tan a gusto y seguro como en su propia casa. Vivía en Santa Fe y Uruguay, en un segundo piso con un balconcito desde donde le gustaba ver los autos, los tranvías, y el policía amigo de guantes blancos que dirigía el tráfico desde esa garita tan alta con su cúpula de lona. De vez en cuando un desfile militar con caballos, cañones y tanques pasaba por Santa Fe, y él vivaba y aplaudía entusiasmado desde su palco personal. Era un mundo bullicioso pero acogedor, le gustaba caminarlo recorriendo una por una las jugueterías, la ñata contra el vidrio en la Colón, con su colección de hermosos veleros y autitos a pedal, o en la de Charcas, donde un dócil trencito eléctrico zigzagueaba entre estaciones de cartón y puentes de mecano cada vez que él apretaba el botón de la vidriera. Pero todo su capital de juguete se lo habían comprado en el negocio de don Isaac, el viejito de enfrente, una especie de librería: el Cerebro Mágico, el juego de química, los soldaditos de plomo...

Un paseo que lo fascinaba era escaparse a Radio Splendid, a la vuelta de su casa, donde ya lo conocían y lo dejaban entrar a ver los programas mientras salían al aire. Sus favoritos eran los Chalchaleros, quedaba subyugado con esa música en aquel auditorio hermoso y moderno, con esas grandes semiesferas celestes en la pared del escenario... Y lo estremecía el silencio, ese silencio breve pero casi viscoso, hasta que la señal roja de "en el aire" se encendía y todo comenzaba a suceder... El mismo denso silencio que por mucho tiempo no lo dejaría dormir cuando sus viejos resolvieron mudarse a Lugano, al lado de la casa del abuelo, en aquella tranquila calle de tierra, cuando ya tenía ocho años...


...

Esto no va a ser, como alguien pidió por ahí, la historia de la amplificación nacional. Será la historia de Jorge, un pibe de barrio sin más bagaje que su inquietud, pero con muchas ganas de entender y de hacer, con fascinación por la electricidad y sobre todo por la radio, que tan bien se desarrollaba en los '50 y '60 en Argentina.

Con Quique Guerrero, compañero de la primaria, armábamos receptores "a galena" y experimentábamos con el código Morse, teléfonos viejos y micrófonos de carbón. Coleccionaba las láminas de los cuadernos Rivadavia, que venían con la historia y las explicaciones sobre pilas Leclanché, máquinas de Volta, botellas de Leyden y otras maravillas por el estilo. Y también pasaba incontables horas armando extraños artefactos con mi mecano de chapa, que potenciaba con el motorcito de la máquina de coser: puentes levadizos, palas mecánicas y grúas, que me encantaba comandar con aquellas complicadas palancas y manivelas. Tenía también un mecano de madera lustrada que era mi debilidad, aún lo conservo como una de mis más preciadas reliquias, junto con el Cerebro Mágico.
CerebroMgico.jpg
Mi Personal Computer de los '50, jeje...

...

A los 14 años estudiaba en la escuela Comercial del barrio, y dedicaba mi tiempo libre al aeromodelismo y la fotografía. Pero devoraba la revista Hobby, Radio Chassis, Radio Práctica y toda publicación que pudiese tener que ver con el mundo técnico de la radio. En casa había un excelente receptor con varias bandas de onda corta que mi viejo compró en el "Banco de Empeños" (el Municipal, hoy Ciudad), así que levanté en la azotea una muy buena antena y a la noche me la pasaba escuchando las charlas técnicas de los radioaficionados, estaba "a la curuya", como decían ellos a los que escuchaban pero no transmitían. Se podía aprender mucho, era el equivalente a lo que es hoy seguir un tema interesante en un foro, sin postear.

También me encantaba escuchar discos, la música popular del momento era el rock, el tango, el bolero y las grandes orquestas pop como la de Ray Conniff. Así que desconectaba el tocadiscos del wincofón y lo enchufaba en la radio de mi viejo, que tenía un parlante Rola de 8" y un mueble grande de madera, para mí sonaba glorioso. En enero de 1959 la revista "Mecánica Popular" publicó un artículo sobre la construcción de un amplificador estéreo de 10W por canal, con salida push-pull 6BQ5. Fue mi primer contacto con el mundo nuevo de la estereofonía y mi primer proyecto DIY. Me volvió loco para armarlo y nunca pude hacerlo funcionar, chillaba como marrano y se ponian las válvulas al rojo cereza, y terminé llevándoselo a un técnico que tuvo que recablearlo casi por completo...

Inspirado por el fracaso, me decidí a estudiar "radiotecnia", como se llamaba entonces, por correspondencia, en una fantástica escuela, el Radio Instituto. Excelente curso, muy didáctico, me enviaban por correo todos los elementos para ir armando los aparatos. Increíble la emoción cuando todos los viernes llegaba el cartero con los componentes para construir los nuevos proyectos! Venían con las correspondientes instrucciones y las lecciones teóricas y exámenes, que eran bastante exigentes. Muchas veces me pasaba el fin de semana soldando y estudiando en mi cuarto, mientras oía los pelotazos de los pibes contra el portón del garage... pero era tal el entusiasmo que nada me distraía. Si me cansaba, me iba un rato al campito, así llamábamos al lugar en donde hoy están las torres de Lugano I y II, a volar mi Origone o mi Jorge Newbery... Una vez le curré a mi abuelo el morral de pólvora negra que usaba para armar los cartuchos de la escopeta, me fabriqué un cohete y lo lancé en ese lugar. Fue todo un éxito, subió tan alto que lo perdí de vista! Y tuve la suerte del principiante: de pedo no me volé la cabeza... Tenía un par de secuaces que me seguían en esto del aeromodelismo y se prendían en todas, me daban apoyo logístico digamos, éramos los mismos que, de chicos, nos la pasábamos remontando barriletes o tirando avioncitos de papel, cuando no estábamos jugando al trompo o a las bolitas. El Antonio, mi amigo y compañero de escuela desde segundo grado, tenía muy buena vista, y fue quien pudo seguir el vuelo del cohete y así lo recuperamos en el jardin de una casa a tres cuadras de ahí.
radio_television_y_electronica_enero_195
Facsimil del articulo de Mecánica Popular
Lo encontré en el foro mimecanicapopular.com

http://www.mimecanicapopular.com/vergral.php?n=897


Recomiendo ampliamente este foro a quienes les guste hacer trabajos manuales. Hay de todo, y puedo dar fe de que la revista es muy inspiradora, jeje...
http://www.mimecanicapopular.com/index.php

Edited by Jorgeson
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The Boy's

Por la época en que me recibí de radiotécnico se daba el resurgimiento o "boom" del folklore, me gustó la onda y me puse a estudiar guitarra con Roberto Altamirano, un profe entrerriano del barrio que daba clases en su casa. Enseñaba guitarra, no música, porque de música no cazaba una, pero tenía muy buen oído y nos pasaba todo por cifrado. Armonizaba muy naturalmente, la segunda y tercera voz le salían por instinto. Y podía acompañar al toque, sacaba los tonos de cualquier tema aunque lo estuviese escuchando por primera vez.

Éramos seis o siete estudiantes y con ese profesor terminamos rápidamente formando un grupo con el que dábamos serenatas, animábamos cumpleaños de 15, casorios y ese tipo de eventos. Por supuesto, él era la primera viola. Nuestro repertorio era de zambas y chacareras, con algunos valses y temas tradicionales, siempre ideales para cantar en la ventana de alguna sorprendida novia... Todo transcurría con calma y tranquilidad... hasta que aparecieron los Beatles, y el mundo se nos dio vuelta! Totalmente fascinados, nos juntamos para hacer esa música. No sabíamos nada de hacer rock, aunque nos gustaba mucho, ibamos a bailar a La Escala Musical o a Una ventana al éxito, de Antonio Barros, al ritmo de Little Richard, Bill Haley, Chuck Berry, y sobre todo Elvis que dominaba el panorama hasta entonces y del que todos éramos fans. Ah, y de acá Sandro y Los de Fuego, que solían tocar por los clubes en Mataderos y Liniers. Pero éramos amigos de los Pick Ups, que eran LA banda rock del barrio y ensayaban a la vuelta de mi casa. El lider era Horacio Ascheri quien después hizo su carrera como solista, y le fue bastante bien. A mí me volaba la cabeza la forma canchera de tocar el bajo de Basilio, casi sin mover los dedos, me parecía un capo. Los tipos estaban muy metidos en el ambiente del rock, eran muy conocidos, y hasta un tanto pesaditos, nos cagábamos de risa con sus anécdotas en las reuniones que Horacio solía hacer en su casa. Ellos componían , grababan, eran nuestro contacto con la cruel realidad, nosotros éramos sólo aficionados y la veíamos pasar desde el umbral...

Muchos creen que el rock acá empezó con La Balsa, o con Sui Generis, pero mucho antes ya estaban nuestros amigos, y también Jackie y los Ciclones, y algunos otros. En esa época, Pappo todavía iría a la escuela... los Pick Ups empezaron con guitarras acústicas y contrabajo! Y al decir de Horacio, fueron de los primeros acá en tener instrumentos eléctricos. Otro vecino célebre, a una cuadra de mi casa, era Johnny Allon, con Los Tammys, pero él estaba en la suya y nosotros en la nuestra, no teníamos mayor trato.

Un pibe de la otra cuadra escuchaba la BBC por la noche en onda corta y cuando pescaba un tema nuevo de los Beatles lo grababa con su Geloso de cinta abierta y nos lo prestaba para sacarlo en la guitarra. Pero muchas veces teníamos que esperar a que Music Hall publicara la partitura para piano, nuestra ciencia no daba para sacar de oreja sino apenas lo más básico de todo lo que inventaban aquellos monstruos.

Tocábamos con cualquier cosa: guitarras de aglomerado, combitos de estudio, micrófonos piezo y cosas así, cada uno aportaba lo que podía conseguir. Yo puse mi equipo estéreo y una caja gigantesca con un parlante Leea de 15" que me había armado; demás está decir que era todo valvular y los parlantes de alnico, no había otra cosa. Pero cuando empezamos a ir a tocar a los clubes, milongas y recreos que había en los alrededores, vimos que necesitábamos más potencia y mejor sonido, y con el tiempo hice un combo para la primera viola y después otro para el bajo. Por suerte la potencia necesaria no era demasiada: Nito Impellizzeri, el baterista, no era de darle muy duro...

Unos parientes de Italia le habían traído a Jorgito Gabriele, nuestro guitarrista estrella - había reemplazado al profe, que no la iba mucho con el rock - una Eko muy pasable y ya teníamos instrumentos un poquito mejores, pero nada "de marca". Igual, a fuerza de ensayar sonábamos bastante bien. Íbamos juntando la plata con las monedas que sacábamos de los shows, y también compramos el "uniforme" de la banda, como se estilaba entonces: mandamos a confeccionar unos sacos grises a rayas a una sastrería tradicional de Lugano, que complementamos con camisas blancas, pantalones negros, mocasines y moñito... y después de eso tuvimos más trabajo. Es que había muchas bandas, pero no era común encontrarlas bien equipadas y vestidas, con un repertorio "moderno" y que sonaran decentemente. Por suerte mi viejo tenía una chata Rastrojero con toldo y con eso zafábamos con el tema del transporte. Me la prestaba, previo riguroso pago de los gastos, claro.

Por supuesto, hacíamos covers, sobre todo de los temas más rockeros de los Beatles, pero también melódicos, en las milongas tenías que tener un repertorio amplio y bien bailable. Nos llamábamos "The Boy's", jeje... Me tocó integrar como bajista la primera formación, la que al principio incluyó al profe, en ésa usábamos los sacos grises a rayas, y Angelito Pugliese, el vocalista, un saco blanco. Sin embargo, no me terminaba de sentir a gusto en los shows, tenía lo que hoy se llama pánico escénico, pero mal, muy mal... En la segunda formación yo ya no quise estar, se incorporó Quicori, un pibe de la barra que se las arregló muy bien con el bajo. Ahí hubo un cambio de look por unos sacos brillosos color borravino, más a la moda. Yo asumí la función de sonidista y hacía también de chofer, y como era perito mercantil terminé siendo una especie de secretario o apoderado. Bah, cualquier cosa con tal de seguir en la joda, pero abajo del escenario...
THEBOYS1.jpg
The Boy's 1ª formacion
De izquierda a derecha: Nito, Yo, Ruben, el profe, vocalista Angelito


THEBOYS2.jpg
The Boy's 2ª formacion
De izquierda a derecha: Jorgito, Nito, Quicori, Ruben, vocalista Angelito
Se alcanza a ver mi amplificador estereo sobre la caja acostada. Todavía lo tengo, junto con la caja de 15" que está parada.


THEBOYSboludeando.jpg
The Boy's boludeando
De izquierda a derecha: Yo, Quicori, Jorgito y Ruben, un día de sol yirando por el parque Almirante Brown, en el Autodromo. La cupé era del padre de Jorgito.


...

Para entonces ya me habían empezado a pedir equipos y se me presentó un panorama nuevo que no tenía previsto, me entusiasmé y con el tiempo me abrí del grupo y me dediqué totalmente a la fabricación. Y así, fui dejando de a poco la guitarra para dedicarme más de lleno al trabajo y al estudio. A los 18 había ingresado en Ingeniería con orientación electrónica de la UBA y estaba decidido a recibirme algún día, eso no me dejaba tiempo para mucho y tuve que elegir. No me fue muy difícil, sin embargo: había llegado a la triste conclusión de que la guitarra no era lo mío, no lograba progresar, empecé a aburrirme. Un poco después, cuando se separaron los Beatles, me terminé de desmotivar, la colgué definitivamente y no volví a tocar. Pero algunos de mis compañeros la siguieron: Ruben Vallmitjana, mi compinche más cercano, pasó por varias bandas y terminó acompañando por años en el bajo a Luisito Salinas en sus giras.


El primer taller

Un tiempo antes había comprado por casi nada una casita prefabricada de dos ambientes, y con una ayudita de mis amigos la desmontamos, la transportamos en un camión y la subimos a la azotea de la casa de mis viejos, en Lugano. En un fin de semana quedó armada, me llevó un tiempo acondicionarla y hacerle la instalación eléctrica, sellar los techos, ponerle persianas y terminarla. Allí había inaugurado mi taller y empezado con las reparaciones, y allí fue donde comencé la fabricación.

Llegué a tener distribuidores como Antigua casa Nuñez, casa del Flash y otros, pero también vendía a los músicos en forma directa. Si no recuerdo mal, en ese entonces en Talcahuano solamente estaba Daiam, pero ahí no me daban ni la hora. La competencia era encarnizada, había bastante gente que estaba fabricando equipos, como Decoud, Fada y Robertone, y algunos muy audaces, como el que salió con la marca "Feenders" con un logotipo que disimulaba las letras sobrantes y de lejos se leía "Fender", jaja... Todos vendían en forma directa, pero algunos también distribuían a través de las casas de música. Decoud terminó imponiéndose y abarcando todo el país. Hoy día pueden producir como 2000 equipos por mes entre sus varias marcas, la hicieron bien.

Casilla-tallerenlaazotea.jpg
Casilla-taller en la azotea
No tengo una buena foto, apelo a la imaginación colectiva...

Edited by Jorgeson
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El ECTON Bahía Blanca (1965)

Uno de los primeros equipos comerciales me lo encargaron desde Bahia Blanca, y así lo denominé. Puse unas fotos para que se rían un rato... Era horrible, pero me sirvió para experimentar circuitos y detalles constructivos. Siempre basado en mi propio criterio, ya que mis conocimientos acerca de los circuitos de Fender, Vox y otros amps (que raramente se veían por el barrio) eran muy limitados por entonces.

Como mi viejo tenía una fábrica de artículos de aluminio, éste fue un material que abundó en mis primeros diseños en la forma de chassis, frentes y tapas. La carpintería la hacía yo mismo, igual que el tapizado y las terminaciones, todo totalmente artesanal. Era por entonces aficionado a la fotografía y tenía mi propio mini laboratorio, así que hacía los tableros con papel fotográfico, y los protegía con acrílico transparente. Con Letraset armaba las gráficas sobre celuloide cristal y luego sacaba copias de contacto, con lo cual los tableros quedaban de leyendas blancas sobre fondo negro. Ideal.

Los circuitos estaban basados en diseños publicados por el Ing. Julio Rueda en su libro sobre amplificadores de audio. Así que me esforzaba al máximo para evitar toda distorsión que no fuera por saturación, lo que iba bien con el estilo de la época que era básicamente sonido clean. Tal vez el modelo más deseado y admirado por entonces era el Twin Reverb...

Me conseguí un tanque de reverberancia Gibbs, de dos resortes cortos, y empecé a experimentar con él. No me gustaba cómo sonaba, nada que ver con el TR. Así que resolví desarrollar mi propio tanque, con la idea de obtener un retorno mucho más definido y amplio en espectro, y un tiempo de reverberación mayor. Tardé como un año en dar con una configuración adecuada que, a mi criterio, andaba mejor que la del TR. Resultó en una caja cerrada de chapa, de unos 8x8x40cm, que tenía en un extremo un parlantito de 3" y en el otro una cápsula cerámica Ronette de tocadiscos, vinculada al parlante por un resorte largo de material blando (secreto industrial, sorry!) que funcionaba muy bien. Con este engendro fabriqué toda mi producción de aquellos años.

Casi todos los modelos tenían reverb y trémolo, y los hacía a gusto del cliente. Me pedían hasta cuatro entradas independientes, porque querían conectar todos los instrumentos y los micrófonos a un solo equipo para ahorrar costo y transporte. Hasta que empezaron a quejarse de que el bajo les empastaba las voces... entonces limité las entradas y la respuesta, no era fácil convencer a algunos de que había que sacar el bajo y las voces por sus propios equipos. Eran años difíciles en Argentina, y los aficionados no contaban con medios para equiparse adecuadamente.

EctonBahiaBlanca.jpg
El Bahia Blanca, con su manija "equilibrada".
Pueden reirse nomás, no hay problema...



El ECTON Mark III (1967)

Este fue el primer modelo que fabriqué en serie. Tenía un parlante LEEA 12A-825-GE, que costaba una pequeña fortuna. Sonaba muy bien, pero era muy caro y complicado, me costaba mucho venderlo y al año me di por vencido. La mayoría fueron a dar a Casa Nuñez, ellos siempre tenían uno en consignación y cuando lo vendían me lo pagaban y me encargaban otro. Pero para seguir en el tema me las iba arreglando bastante bien con las reparaciones y mantenimiento de equipos que me mandaba Casa Nuñez y también algunas bandas ("conjuntos" les llamábamos) de la zona. Mientras tanto, desarrollaba un modelo que esperaba tuviera mejor resultado comercial: quería a toda costa seguir en la fabricación, me encantaba todo ese proceso que va desde concebir la idea, ir perfeccionándola, hacer prototipos que probaban mis amigos... llegué a organizar zapadas en mi taller con ese objeto y las grababa con un grabador valvular estereo que me había armado con una bandeja Magnavox de carrete abierto. El bajo entraba por línea, y la batería estaba en la habitación chica de la casilla. Yo iba entornando la puerta hasta que la batería salía justo como quería... un control de volumen un tanto aparatoso y no muy sofisticado, pero andaba, jeje... Los pibes no podían creer lo bien que sonaban ahí, venían encantados. Traian unas birras (en el estuche de la viola, para que abajo no los viera mi vieja) y nos pasábamos toda la tarde boludeando y haciendo ruido. Qué buena época..! Lástima que no conservé esas cintas...

EctonMarkIII.jpg
El Ecton Mark III
Era muy buen equipo, con un look bastante original



...

El ECTON Mark III segunda serie (1968/69/70)

De este modelo hice unos cuantos, era una variante del anterior pero más potente, con cuatro parlantes LEEA 812RE de alnico que le daban mucho cuerpo y dinámica. Hace poco logré recuperar el prototipo, está un tanto destruido, pero en cuanto tenga algo de tiempo lo voy a restaurar para subir algún video.

Si bien estéticamente tenía la belleza y esbeltez de un ladrillo, "pegó" bien y lo pude distribuir sin inconvenientes. Era fácil de construir, muy compacto, y sonaba realmente bien. La cámara reverb se lucía espectacularmente... aunque, por las dudas, nunca me animé a revelar cómo estaba hecha, sólo decía que era "a resorte"...

Le puse un trémolo fotoeléctrico, de los primeros que hubo en el país. Consistía en una lamparita de conmutador telefónico y un LDR Philips (una fotocélula). La lamparita estaba colocada en un portafoquito externo, así que el destello se veía desde la otra cuadra, y el LDR estaba pegado en un agujerito del mismo. Unas vueltas de cinta aisladora negra convenientemente aplicadas le daban el adecuado blindaje lumínico.

El trémolo se podía conectar normalmente sobre la salida del pre, pero también se podía switchear sobre el retorno de la reverb, así se obtenía un efecto de repetición o "eco" muy interesante. En la práctica no servía para mucho, pero cuando hacía la demostración abrían los ojos como el dos de oros. Algunos creían que tenía un loop de cinta con cabezas magnéticas...

Lo que tenía de original también, era que montaba las válvulas del pre en una escuadrita con suspensión antimicrofónica, con unas gomitas, y pasaba las conexiones de los filamentos entre la escuadra y el chassis, que quedaban blindadas, así que el equipo tenía muy bajo ruido y zumbido.

EctonMarkIII2aserie-chassis.jpg
El ECTON Mark III segunda serie
Pavada de punto a punto...


El segundo taller

Cuando el negocio empezó a tener movimiento ya me quedaba incómodo el taller de la azotea, por esa escalera estrecha y empinada tenía que transportar gabinetes, trafos y todos los materiales, y además el lugar era muy reducido. Así que le alquilé a mi tía Eloína una habitación grande, la "sala" de la casa que había sido del abuelo. Muy buen lugar, con un gran patio jardín lleno de rosales, con su glorieta y la consabida parra, puertas altas con visillos y claraboyas, vitrales... me resultó muy agradable trabajar ahí. Y a la tarde siempre aparecía la tía con escones y tortas fritas para el mate...

Mi hermanito Eduardo tenía por entonces como doce o trece años y siempre andaba mirando sobre mi hombro lo que yo hacía, así que un día le di el soldador y el estaño y se puso a trabajar con mucho entusiasmo. Aprendía rápido y era prolijo, pero... un día volvió un equipo para un service y al desarmarlo noté que el chassis estaba oxidado, con manchones. Agarré una lupa y resultó que las manchas de óxido eran las huellas digitales de mi hermano! Transpiraba ácido sulfúrico! Y ese fue el epílogo de su fugaz paso por la electrónica... después estudió electricidad del automóvil, le gustaban los fierros - todavía le gustan - y ahí no tuvo problemas.

La técnica de armado era la usual en ese entonces: punto a punto. En realidad ni siquiera se la llamaba así, era la única conocida. A nadie se le ocurría ponderar sus virtudes, no había contra qué comparar. A mí me resultaba un trabajo tedioso, pero después de unos cuantos equipos ya los hacía de memoria. Puse unas fotos para que vean. Las saqué con mi Konica S-III, la primera cámara "moderna" que pude comprarme, era semiautomática y tenía un fotómetro de celda de sulfuro de cadmio! Un avión, jeje...

Luego, casi todos adoptaron el sistema fender de usar un cartón presspahn con ojalillos para montar los componentes... menos yo, nunca lo usé en mis valvulares de la época. No me daba resultado, tenía muchas pérdidas, no se... tal vez no conseguí el material adecuado.

En el '68 se armó el descalabro de Krieger Vasena, el ministro de Onganía. Para combatir la inflación el tipo apeló a la recesión: mucha estabilidad pero ninguna venta. Un genio! Por suerte me ayudó mi tia Mary (quién no tuvo una tía Mary en la familia?), si no, ahí terminaba esta historia. En el '69 fue el Cordobazo, terrible intranquilidad, por suerte se va el ministro, vuelve de a poco la actividad...

Pero a esa altura ya habían aparecido en el mercado los equipos a transistores. Eran más livianos y transportables, y aunque todavía no eran muy baratos se convirtieron en el furor de los músicos, en poco tiempo nadie quería los pesados valvulares. Desarrollé un par de modelos, pero a medida que fueron abaratándose y haciéndose más populares no había manera de competir con los que los fabricaban a escala mayor, como lo hacía Decoud, por ejemplo, y empecé a tener serios problemas comerciales. Cuando me casé, a los 26, tuve que bajar la cortina y emplearme para tener un ingreso confiable e ir pagando las deudas...

Edited by Jorgeson
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Turner

Por suerte toda la experiencia que acumulé en esos años me fue extremadamente útil para conseguir un buen empleo, y pronto me encontré liderando el equipo de desarrollo y luego el área de producción de la fábrica Turner de equipos de audio, que era la mejor marca argentina de la época, mucho mejor que la más conocida y marketinera Holimar y que la popular Audinac. Dos de los socios, los Ings. Wald y Giudici, eran también dueños de Epsilon, la primera empresa importante en la fabricación de transformadores para electrónica y circuitos impresos, así que teníamos una excelente base tecnológica. El tercer socio era el Sr Enrique Stefanini, un capo total en lo que hacía a la electrónica, un audiófilo aficionado al jazz, venía de la Comisión de Energía Atómica, estaba muy bien informado y al corriente de las novedades técnicas. Pero ahí ya no usábamos válvulas, sino transistores e integrados, y así me despedí por largo tiempo de las ahora románticas ampollas de vidrio...

Fueron más de diez años de investigar, desarrollar, y plasmar productos fantásticos, hoy todavía andan dando vueltas y son muy apreciados por los aficionados al audio, se los puede encontrar en Mercado Libre a precios sorprendentemente altos para los 40 años de uso que tienen. Lo pasé muy bien ahí, la empresa estaba sólidamente formada y los dueños eran gente de diez. Había una gran camaradería entre los empleados y un par de veces al año se organizaban reuniones el viernes al mediodía, la seguíamos a la tarde con baile y joda, se formaron ahí algunas parejas. En el '76 tuve al fin mi título de Ing. Electrónico.

Pero la vida alegre y el buen trabajo se terminaron enseguida, cuando apareció Martinez de Hoz de la mano de la dictadura, y en un par de años con su fucking liberalismo aperturista y su tablita cambiaria acabó con casi toda la industria, Turner incluída, y tuve que salir a buscar empleo en la peor época: la de la patria financiera. La indemnización la cobré casi totalmente en buen instrumental de laboratorio y un par de docenas de equipos, que tuve que salir a vender. Hoy me lamento de haberlos tenido que liquidar, no pude conservar ninguno. Pero había que comer. El instrumental todavía lo tengo en uso.
EquiposTurner.jpg
Equipos Turner Hi-Fi

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En la expo Electronia 73


...

El cuasi-éxodo

Las colas para conseguir trabajo daban vuelta a la manzana, había que ir con un banquito y un sanguche porque si te movías, perdías. Como no lo conseguí inmediatamente (y no existía la asignación por desempleo), me puse a hacer instalaciones de música funcional y sistemas buscapersonas por mi cuenta, con ayuda de mi cuñado, que también había trabajado en Turner, y así pudimos zafar por un tiempo. Pero luego la cosa se complicó mal, y me largué a probar suerte a San Pablo porque Brasil andaba bastante bien. No tenía guita para el avión, así que me comí rigurosas 36 horas de micro, un bajón. Pero allá conseguí un par de precontratos en la industria del audio, que estaba teniendo un crecimiento importante como lo habíamos tenido en Argentina una década antes, la verdad que me sorprendió. El más interesante era de la empresa Gradiente, que ya en esa época tenía como 500 empleados, era para una buena posición en el área de "desenvolvimento", lo que más me gustaba. Pero cuando comencé, muy contento, a hacer los trámites para mudarnos, descubrí que no podía obtener la residencia sin el certificado de buena conducta argentino, y los milicos se tomaban como un año para otorgarlo. Encima, en la foto de mi vieja cédula de identidad estaba con barba... en esa época eso era tomado como seguro indicio de tendencias zurdas, difícilmente alguien se iba a preocupar por darme el certificado muy pronto. Menos mal que al poco tiempo me llamaron de una empresa a la que había mandado mi currículum antes de viajar, y empecé a trabajar enseguida. Era Proton, una fábrica re trucha acá en San Martín, al lado de la General Motors, que hacía combinados pedorros y TV color, trabajar ahí era para mí un martirio, no me bancaba su enfoque mediocre ni su estúpida política de calidad. A pesar de que aguanté todo lo que pude por necesidad, terminamos boxeando con el dueño, no duré ni seis meses...

Audio Car & Navy boutique

Paralelamente me había asociado con Stefanini, uno de los ex dueños de Turner, y con un par de amigos suyos que por la misma época habían sido despedidos de la Mercedes Benz con jugosas indemnizaciones y que hicieron de capitalistas. Alquilamos un local en Villa Luro, sobre Av Rivadavia, y abrimos Audio Car, una firma al servicio de la alta fidelidad en automóviles, una especie de auto radio boutique, para un mercado de audiófilos con pretensiones de buen sonido en el auto (y también en barcos, aunque no llegamos a hacerlo). Me pasaba buena parte del día cabeza abajo instalando los equipos bajo el tablero o en consolas especiales, que en ese momento eran toda una novedad. Hicimos un buen trabajo, y conseguimos que J.J. Bertagni, la firma importadora de Jensen, nos nombrara instaladores oficiales de sus equipos, los mejores que había en la época. A todo cliente con el que querían quedar especialmente bien nos lo mandaban a nosotros.

Recuerdo particularmente la instalación de un sistema completo Jensen en la cupé Mercedes roja de Maradona, tuve que dormir en sus asientos una noche para ganar tiempo porque la tenía que entregar al día siguiente. Diego nunca apareció, venía un encargado, pero conseguí que me mande una foto autografiada con la camiseta de la selección, ése fue todo mi pago por el esfuerzo extra, jeje... Después se llevó la cupé a Europa y allá se la "hicieron"... Otro cliente de lujo fue Nito Mestre, pero a él lo atendía otro socio y los trabajos se los hizo un empleado, no tengo muy presente lo que instaló.

Pero el cliente a quien con más afecto recuerdo es a León Gieco. Tenía un autito humilde, un Dodge 1500 o por el estilo, color beige, y un buen equipito pero no de los más caros. Venía con cierta asiduidad, yo lo atendía personalmente y le iba haciendo de a poco las instalaciones y mejoras que necesitaba. Mientras hacía el trabajo, él solía quedarse en el auto charlando. A propuesta suya, combinamos para que venga siempre a última hora, así al terminar me alcanzaba hasta mi casa. Vivíamos muy cerca, él en Caballito Sur y yo en Almagro. Ídolo total!

El negocio del auto radio boutique no resultó tan rentable sin embargo, éramos pocos trabajando y muchos queriendo cobrar, se pudrió todo en un par de años y tuve que cambiar de horizontes nuevamente. Las sociedades de capital y trabajo suelen ser bastante asimétricas...

Audiónica

A poco de cerrar Turner había desarrollado y patentado unos baffles para audio con un sistema nuevo, que andaban de diez. Eran unas torres que irradiaban el sonido en forma circular, no había que estar justo enfrente para escuchar bien. Les tenía mucha fe, así que me jugué el resto y me puse a fabricarlos y a tratar de venderlos. El principal problema fue que para bajar costos tuve que hacer una cantidad grande de muebles, que eran enchapados en madera lustrada, y eso me ocupaba mucho espacio. Así que alquilé un PH en Flores en donde podía trabajar más cómodo y logré fabricar y vender unos cuantos pares, pero no pude llegar a imponerlos comercialmente y a poco tuve que abandonar la producción y cerrar el boliche. Ahí fue cuando descubrí que el alquiler destruye rápido cualquier emprendimiento que no ande realmente muy bien. También descubrí que se necesita una persona hábil full-time en la parte comercial, porque los que estamos en la técnica tenemos que quedarnos en la fábrica si queremos que las cosas salgan bien.

Sin embargo el producto era excelente, tal vez estaba un poco adelantado a su época, hoy vemos que estos baffles van muy bien para los sistemas de home theater, muy posteriores. Ocupan poco espacio, son omnidireccionales y no necesitan pies para levantarlos, irradian a la altura del oído de una persona sentada. Y con estos no hace falta un subwoofer, tienen muy buenos graves. De la movida me quedaron bastantes gabinetes y otros materiales, parte de los cuales todavía conservo, y mi hijo Pablo los va armando y se los vende a los amigos. La marca era Audiónica. Puse unas fotos, cualquier cosa, ya saben...

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Gabinetes Audionica

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Difusores del Audionica.

Edited by Jorgeson
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Alltron

Después de algunas vueltas fui a parar a Alltron, una empresa familiar dedicada a servicios de interpretación simultánea y refuerzo de sonido para conferencias. No hay mucho que rescatar ahí, salvo que me mantenía enterado de primera mano sobre las novedades económicas en ADEBA , la asociación de bancos argentinos, donde éramos proveedores habituales, y también tenía acceso a las reuniones de varias cámaras empresariales. Las cosas que se oían... tendría que haber grabado algunas sesiones, hubiese hecho unos buenos mangos extra vendiendo las cintas!

Una vez, mientras levantaba los elementos al término de una reunión, presencié a través del vidrio de la cabina una interesantísima nota que Zloto, grabador en mano, le hizo al economista Raúl Prebisch. Me sorprendió la naturalidad tanto del periodista como del entrevistado, charlando como viejos amigos solos en el salón, Marcelo sacó un reportaje excelente. Ya lo conocía y me caía bien, pero definitivamente ahí le arrimé unas cuantas fichas, me pareció muy informado, capaz y serio.

También llegué a conocer muy bien los recovecos del Sheraton, particularmente la cocina, que era increíblemente pulcra y moderna, porque teníamos que pasar por ahí para las instalaciones, y siempre ligábamos algo en las conferencias y banquetes que se daban en los salones. La vista, por otro lado, era muy buena, las asistentes eran pibas linditas y muy simpáticas...

Mi tarea era optimizar los equipos y mantenerlos, los sistemas de interpretación simultánea funcionaban con ondas de radio ultralargas de corto alcance, y el principal problema era el alto consumo de los receptores. Estaban gastando casi un juego de dos pilas por aparato por cada día de conferencia, y había salones de más de mil personas (las chicas tenían que cambiar como dos mil pilas por día!). Cuando desarrollé un receptor que consumía diez veces menos, brindaron con champán.

Ahí tomé contacto con un tipo de negocio muy interesante, era ésa una empresa familiar muy piola. El ingeniero Antonacci, quien me empleó, dirigía la parte técnica y conseguía los contratos. La esposa llevaba la administración y la parte legal de las contrataciones, y se entendía con las intérpretes. El hijo tenía a cargo la logística, dirigía las operaciones de armado, desarmado y transporte de los elementos. La hija seleccionaba, contrataba y entrenaba a las asistentes y les proveía los uniformes, algunas eran sus compañeras de escuela. Tenían sus discusiones, pero las resolvían en familia y hacían un excelente trabajo, coparon el mercado y se llenaron de guita. No repartían mucho, sin embargo, así que empecé otra vez a buscar nuevos rumbos.

CabinadetraduccinysaladereunionesenCanci

Cabina portátil de traducción. Sala de reuniones de Cancillería
(de la página web actual de Alltron)



LEEA

Para entonces ya estaba Alfonsín y las cosas habían mejorado un poco. Apareció un aviso solicitando "ingeniero electrónico para fábrica de altavoces" y, presumiendo por la zona que podría tratarse de Leea, donde había sido cliente y conocía bien a su gente, me comuniqué con un colega y amigo del staff de la firma, el Ing. Hnilo, quien así me lo confirmó. Me presenté y con su recomendación me tomaron de inmediato, con lo que volví a tener un buen trabajo por unos cuantos años, trece para ser más exactos. Porque en los '90 llegó el neoliberalismo de la mano del innombrable, Cavallo terminó de destruir alegre y eficientemente lo que no había podido Martínez de Hoz, y otra vez en la calle...

Pero aprendí todo lo que se podía aprender acá sobre parlantes, Leea era la empresa argentina más grande y reconocida en el rubro, y manejaba tecnología de punta. El área de Laboratorio estaba muy bien equipada, tenía una de las dos cámaras acústicas importantes existentes en el país, la otra era, creo, de la Universidad de Córdoba, y el instrumental que la servía era Brüel & Kjaer, el mejor del mundo. Ahí retomé mi vieja pasión por la investigación y desarrollo de productos, tenía presupuesto y vía libre. Luego quedó también a mi cargo el área de Producción, que tuve la oportunidad de equipar con una línea de montaje para los modelos pesados que anduvo muy bien. Lamentablemente la situación económica del sector empeoraba año tras año a medida de que el público se iba a las grandes marcas importadas. Cualquier grupo cuartetero o cumbiero, que eran los únicos que tenían plata, exigía JBL, Electro Voice, Fostex ó RCF... y la línea estaba cada vez más tiempo parada. Para mí era un sufrimiento diario el ver todo ese esfuerzo desperdiciado, semejante instalación y todo el mundo tomando mate, fueron despidiendo gente hasta que la empresa quebró en el '98 en medio de la gran recesión de fines del período neoliberal, y terminamos quedando todos en la calle cuando la desocupación rondaba el 25 por ciento.

AnuncioLEEA30aniversario.jpg
Un curioso afiche del 30º aniversario de Leea

Por suerte desde un par de años antes me había hecho muy aficionado al parapente, que más que un deporte es una forma de vida, me daba otra perspectiva, muy distinta a la de los laboratorios, talleres y fábricas. No veía la hora de que llegara un fin de semana largo o de repartir y administrar con cuidado las vacaciones, para escaparme a la montaña a volar. Sin gastar un mango de más, alquilaba muy barato el equipo a mi instructor, Didier Ageron, y viajábamos con gastos compartidos con el resto de los compañeros, una época muy interesante en que conocí buena parte del país y que aproveché mientras me dio el físico. Nada se comparaba a planear sobre el valle de Villavicencio, trepar en térmica sobre el Piltriquitrón o volar en ladera sobre la playa acantilada de Maitencillo! No era mal ejercicio, y hermosa la sensación de trepar una ladera con los 14 Kg de la vela y el equipo en la mochila, sentarse un rato a respirar y contemplar el panorama, y luego inflar el parapente y despegar, siempre con la expectativa de un buen vuelo, para volver a la base. Didier, un francés re buena onda, nos guiaba por el handy cuando nos veía apurados. Fue gracias a él que pude disfrutar de esta actividad sin mayores contratiempos, nos cuidaba como a sus hijos, aunque yo casi podría haber sido su padre... él me apodó "Papá Noel", el nombre de guerra con que me conocían en el ambiente, ho-ho-ho!!...

Ese contacto con la Naturaleza me mantuvo "vivo" en una época en que la depresión no era sólo económica: yo sentía que todo lo que lograba construir en mi profesión con entusiasmo y esfuerzo el país me lo arrebataba en el mejor momento, antes de poder llegar a disfrutarlo... sensación jodida y desgastante que no le deseo a nadie, por más que fue una situación compartida por miles y miles de argentinos, y lamentablemente en más de una ocasión.

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Nakan

En los '70 esta firma producía filtros divisores de frecuencia "enlatados", en una cajita metálica cerrada. No eran grandes diseños, pero fueron populares entre los "diyers" de la época. Por entonces yo trabajaba en Turner, y allí me contactó la gente de Nakan para hacer "free lance" varios diseños de módulos de audio. Pre para micrófono, ecualizadores, potencias mono y estéreo de 2W, 5W, 10W, preamplificadores con controles Baxandall, módulos mono y estéreo con pre y potencia, fuentes, etc, para el floreciente mercado diyer. Yo los desarrollaba totalmente, llegando al fotolito para el circuito impreso, ellos mandaban a fabricar plaquetas prototipo que luego yo armaba, y corregía los problemas hasta llegar a la partida piloto de producción. Tenía en mi casa un pequeño laboratorio, y terminaba el trabajo en el de Nakan. Fue una buena relación, muy fructífera, y muchos productos sobrevivieron a la crisis de fines de los'70.

Pasó el tiempo y Carlos Waingarten, el dueño de Nakan, me volvió a contactar para asociarnos. Como estaba trabajando en Leea, renuncié a media jornada para meterme de lleno en este nuevo proyecto, donde trabajaba por la tarde. Me tocó desarrollar varios productos interesantes: una mini consola mezcladora de 6 canales, el amplificador PA1220 para PA (Pubic Address), de 20W y alimentación 12V, de uso móvil; el PA1250 que era un módulo de 50W del tamaño de una radio de coche con entrada para micrófono y una auxiliar para música. Era el clásico amplificador de los vendedores ambulantes, con la característica de que al hablar por el micrófono, automáticamente se atenuaba 20 dB el volumen de la música, que quedaba como fondo.

También desarrollé un amplificador para disc jockey, el SA300, que era una potencia estéreo de 150W por canal en formato de rack con retardo de encendido y todas las protecciones, andaba muy bien. Recuerdo que hice una estantería con generador de audio y resistencias de carga para probar diez o doce a la vez, eran los que hacíamos en un día, en una prueba de vida de 8 horas a máxima potencia. Otros productos interesantes fueron un estabilizador de tensión y un aparato para karaoke, que yo había bautizado "Nakaoke", jeje... manipulando una perilla podías eliminar al cantante en la mayoría de los CD. También fabricó Nakan una línea muy completa de secuenciadores luminosos y audiorrítmicos, todavía se ven algunos por ahí. Y éramos proveedores de buena y variada gabinetería metálica para electrónica.

Habíamos ido con mucha ilusión a San Pablo a vender nuestros productos, en el '94 ó '95, pero no sólo no vendimos nada sino que terminamos comprando medio container de componentes y soportes para TV. Así de favorable era el tipo de cambio para nuestra industria. A poco, nos llevó puestos el 1 a 1 y tuvimos que deshacer la sociedad porque la electrónica ya era totalmente inviable. Carlitos todavía sigue fabricando soportes para TV y audio, pero cero electrónica, por supuesto. Después de haber pasado por eso dos veces, no quiso saber más nada.

PotenciaNakanSA300.jpg
Nakan SA-300
Potencia para DJ, 150W/canal



AudioCity

Junto con un ex compañero de Leea que había manejado la sección de mecánica y matricería, en 1998 fundamos AudioCity, una sociedad con el objeto de dar servicio técnico al parque existente en el país de más de un millón de productos de la marca, que habían quedado sin cobertura técnica luego de la quiebra. También fabricamos clones exactos de los modelos más exitosos, ya que yo había manejado, y conocía por haberlos visitado, a los proveedores americanos de los conos y otros materiales insustituibles y distintivos que utilizaba Leea, y volví a importarlos para nosotros. Como curiosidad les cuento que había ido en el '90 con el dueño de Leea, Julito Mabragaña, a la NAMM de verano en Chicago, muy cerca de donde estaban los proveedores de conos, a los que por supuesto visitamos, y ellos nos recomendaron ir a ver a un cliente suyo que, según dijeron, tenía una "linda fabriquita". Así que fuimos a Eminence, un pueblito muy pintoresco en las praderas de Kentucky, ya se imaginarán para qué... Fue muy interesante, era un lugar muy agradable, Rob Gault nos mostró toda la planta. La empresa resultó ser más o menos del mismo tamaño que Leea, unas 60 ó 70 personas. Tenían dos líneas de montaje paralelas con unos 20 operarios cada una, y se especializaban en hacer pequeñas series de todo tipo de parlantes para las marcas de audio y de autoradio más conocidas del mercado. Era una firma sólida y pujante, pero en ese entonces nosotros todavía los superábamos en nivel tecnológico en algunos aspectos, veníamos de una alianza muy fructífera con Altec Lansing. Pronto pegaron el salto, Eminence comenzó a comercializar productos con su propia marca y pasaron al frente. Ahora también fabrican en China. Millones de parlantes al año.

Pero en mi humilde empresita de dos, resultó demasiado el trabajo y muy escasos los frutos... Por suerte me contrataron seis meses part-time para el laboratorio de LEME, una firma tradicional dedicada al equipamiento para sonido en general, lo que me sirvió para compensar un poco el estar trabajando casi gratis en AudioCity, pero igual nos fumamos mal toda la crisis posterior al '98.

En el 2001 tuve que vender el depto donde vivía para levantar mis deudas y alcancé a hacerlo justo a tiempo... para que los pocos dólares que pude salvar me quedaran en el corralito!! No pegaba una... Cuando después de mucho pelearla estábamos empezando a salir a flote, hubo problemas internos, la sociedad se disolvió en 2004 y otra vez a buscar... El juicio de liquidación se resolvió favorablemente, pero me consumió años de esfuerzos y no pocos recursos.

ParlantesAudioCity2002.jpg
Parlantes AudioCity - año 2002

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JORGESON

Así que a principios de 2005 volví a instalarme en Lugano en la casa familiar, que por entonces estaba en sucesión, mi madre había partido en 2001...  en la azotea todavía estaba la cuasi tapera de mi antiguo taller, la casilla prefabricada de madera, pero ya la casa estaba desocupada así que el nuevo taller lo armé abajo, en el living.

Ya hacía tiempo que venía estudiando con mucha atención el fenómeno del resurgimiento de los equipos valvulares para guitarra a través de los foros y los grupos de DIYers y había reunido mucha información, así que para parar la olla me dediqué a reparar valvulares. Mientras tanto, y para despuntar el vicio, armaba mi primer clon, que fue el del Atomic16 de Soldano en versión 2x10" con parlantes propios. Simultáneamente desarrollé el parlante12/60G, que salió a la venta en 2005 con muy buena aceptación y fue mi caballito de batalla en la primera época. Los vendía por el diario Segundamano y despachaba por ómnibus a todo el interior, me salvaron la vida. También estaba dentro de la misma línea el 10/40G, cuyos prototipos equiparon mi primer Atomiq.

Comencé a armar amplificadores a pedido y fui delineando un estilo constructivo, siempre en forma totalmente artesanal, hasta hacía los gabinetes y los tapizaba yo mismo como ya lo había hecho cuatro décadas antes. Los chassis de aluminio los hacía cortar y plegar en una zinguería y después los perforaba a mecha y lima, los esmerilaba y los laqueaba. Las plaquetas las hacía en pertinax, les colocaba ojalillos de bronce y terminales, y las cableaba con alambre de cobre por la parte inferior. Los paneles de control los dibujaba en Corel y, fiel a mis antiguas técnicas fotográficas, los mandaba a imprimir en película offset, luego les colocaba por detrás un vinílico autoadhesivo para darle el color deseado, y los pegaba al chassis. De ese modo las leyendas quedaban protegidas por el acetato y no se degradaban con el uso.
Al principio los transformadores se los daba a bobinar a un amigo y los armaba e impregnaba yo, más tarde di con un antiguo fabricante de trafos para valvulares y ya me los entregaban totalmente terminados.
Por supuesto, hacía personalmente la totalidad del armado, cableado y prueba de los equipos, y también el embalaje y despacho cuando iban al interior. Ni qué hablar de las compras de componentes y de todos los materiales, la supervisión de los proveedores que intervenían, la administración, la atención a clientes, contestar el teléfono y los mails, diseñar y mantener las publicaciones en Mercado Libre, correr al banco... realmente lo pasaba muy entretenido!

Y así fue como al cabo de tanto tiempo terminé cerrando el círculo y, después de haber transitado tantas tecnologías que sirvieron al sonido, volví al principio, a la verdad: a las válvulas... y debo confesar que me siento muy bien!

El nombre Jorgeson salió de mi nick en DeRemate, la gente me llamaba por teléfono y pedía por el "ingeniero Jorgeson", jaja... Al principio no colocaba marca en mis productos, después les agregué el logo, más que nada por insistencia de mis clientes. La relación con ellos se volvió fundamental: como yo había perdido contacto directo con el mundo de los músicos durante tantos años, esas charlas me aportaron conocimiento sobre las nuevas tendencias y actualizaron conceptos, lo que me permitió entrar de nuevo al juego, personalizar los equipos con éxito y dar un mejor servicio.

Desde el comienzo tuve que tomar una decisión: no tenía el capital necesario para hacer producción y distribuir en Talcahuano, así que opté por una modalidad de trabajo a demanda fabricando clones de modelos que todo el mundo sabe cómo suenan y así me ahorraba un gasto publicitario, a la vez que no era tan importante tener disponibles equipos para demostración.

Algunos que estaban en el tema de los valvulares, y que escribían en los foros como si supieran, recibieron mi aparición con cierta hostilidad y empezaron a criticarme, por ejemplo decían que no tenía originalidad, o que los equipos eran una copia, o la tipografía afanada, o que las leyendas en inglés, o que el logo, o que la marca, o que el precio, o que el color, o la cuerina, la manija, las perillas, los herrajes, el grill... siempre tenían un pero. Esto me sorprendió un poco, no entendía el porqué de semejante actitud. Estuve dándole vueltas al asunto hasta que me percaté de cuál era del fondo de la cuestión: algunos de los que me atacaban por hacer clones en realidad no se animaban a admitir que ellos también los hacían o los usaban, tal vez por vergüenza o por miedo a que alguien se los comparara con los originales, o les cobraran regalías... El que hacía una copia, le metía algunas modificaciones y le daba calladito para adelante. Y el que hacía algo original, ponía el grito en el cielo ninguneando al descarado copión... En definitiva, creo que fui el primer fabricante argentino que desde el principio anunció que hacía clones y basó en eso su política comercial. Nunca tuve miedo a la comparación, al contrario, siempre aseguré a mis clientes que mi compromiso era lograr que ellos no pudieran fácilmente distinguir a oído a mis productos de los originales. Si no, me comprometía a devolverles la seña. Pero nunca nadie me hizo ese reclamo.

En 2006 me cambié a mi actual ubicación, siempre en Lugano, muy cerca del Autódromo. Al principio todo anduvo sobre rieles, pero al ir aumentando rápidamente los pedidos se me empezaron a estirar los tiempos de entrega y llegué a dar plazos superiores al año. Por suerte últimamente la tecnología fue acompañando y pude mejorar todo el ciclo de producción, hoy tenemos disponibles en el país sistemas de corte y grabado laser, mecanizado CNC, y otras técnicas que no eran tan accesibles hace apenas cuatro o cinco años. Tuve que soltar un poco el soldador y aprender o perfeccionar mi manejo de programas de diseño compatibles con los de mis proveedores de chassis, plaquetas, tableros de control, transformadores, etc, lo que terminó agilizando mucho los tiempos de entrega de los diversos elementos. Y con la ayuda de un técnico para el armado y cableado se están acortando también significativamente los tiempos internos de manufactura, aunque a veces sobrevenga uno que otro traspié... realmente agradezco la paciencia que me tienen!

Edited by Jorgeson
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Modelos Jorgeson - Línea de tiempo y perspectiva

A lo largo de estos años fui desarrollando y perfeccionando varios modelos de equipos y de parlantes. Algunos son clones y otros no, aquí están por orden de aparición:

Combo Atomiq 16 - 2x10 -- nov 2005

Cabezal J800L Plexi 50 -- dic 2005

Cabezal SLO 50H -- abr 2006

Combo SLO50C -- mayo 2006

Combo J800TWIN-C -- mayo 2006

Parlante 12/60G -- jun 2006

Parlante10/40G -- jul 2006

Combo AC-30C TopBoost -- ago 2006

Cabezal AC-30H -- nov 2006

Cabezal J800SL-100 -- dic 2006

Cabezal HC-30 Matchless -- dic 2007

Combo J-PR20 Princeton Reverb -- feb 2008

Cabezal J800TWIN-H -- mar 2008

Combo Atomiq 112 -- jun2008

Combo Champ 112 -- oct 2008

Cabezal Champ -- oct 2008

Cabezal SuperBass -- dic 2009

Parlante Tone Keeper -- mayo 2010

Combo Dreamer 35W -- ago 2010

Combo Atomiq TK -- ago 2010

Parlante Blackbird -- dic 2010

Combo J-DR22 Deluxe Reverb -- feb 2011


Ni qué hablar del sistema ToneKeeper, que es un joint venture con Jake Amps, y requirió muchísimo esfuerzo por ambas partes en el diseño y la puesta a punto final. También fue muy interesante el desarrollo del Blackbird, para el cual conté con la invalorable colaboración de Eric, quien armó las cajas, organizó los blind tests en su taller y tomó las grabaciones, y también de varios usuarios del foro que se prestaron gentilmente a las pruebas en vivo y las virtuales a través de los mp3 realizados. Otro buen amigo, que tenía en su fábrica de parlantes el mismo fantástico instrumental que hubo en Leea, me cedió desinteresadamente el uso de su laboratorio que lamentablemente hacía años estaba casi inactivo. Así que lo reacondicioné y pude realizar en su cámara de prueba las mediciones y ensayos necesarios para elaborar mis nuevos modelos, eso también fue de mucha ayuda y motivo de gran satisfacción personal al permitirme reintegrarme profesionalmente al diseño y desarrollo de productos en el campo de la ingeniería acústica.

Este año decidí ampliar la oferta de parlantes de alta gama introduciendo un nuevo modelo, el Dragon, poniendo el énfasis en controlar y consolidar los extremos del espectro de frecuencias. El tono es de un gusto algo diferente al Blackbird, habrá que ver cuál es el campo de aplicación más adecuado, aunque me animo a pronosticar que será el de los sonidos high gain o con mucha saturación.

Justamente por eso estamos desarrollando con Jake Amps un nuevo sistema ToneKeeper con la utilización de un Dragon de campo variable, ya que el objeto del TK es permitir la escucha a volumen controlado de los sonidos saturados en etapa de potencia.

También tengo en gateras, aunque por ahora sólo lo hago a pedido y en versión beta, un parlante de alta gama de 100W que podrá llegar a equipar combos 1x12 de hasta unos 60W.

Otro de los campos que estoy desarrollando actualmente es el del equipamiento para bajo, aunque por ahora restringido al diseño y fabricación de parlantes y cajas. La línea de parlantes para bajo, que incluye modelos de 10", 12" y 15", espero poder terminarla a comienzos del año próximo. La intención es que todos los modelos de parlantes sean de producción normal y estén en stock permanente. Las cajas incluirán diseños para bajo de cinco y seis cuerdas, con respuesta en fundamental. También en este caso cuento con la ayuda de los amigos del foro, que aportan sus inquietudes, necesidades e ideas y hacen de este trabajo uno de los más apasionantes que tuve la suerte de disfrutar en estos últimos cincuenta años, de los que he tratado de dejar aquí mi humilde testimonio.

Y eso es todo... por ahora!
Gracias por el aguante, les mando un abrazo!

Jorge (Jorgeson) Fernández

Octubre 2012

Edited by Jorgeson
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Muy linda historia Jorge, una carrera hecha con mucho empuje, te felicito.

 

Espero que la situación siga favorable para la fabricación de equipos nacionales y puedas seguir haciéndolo mucho tiempo más. Es bueno tener experiencias en vaivenes económicos del país.

 

abrazo!

  • Like 1
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La verdad que lo felicito Jorge. Sinceramente.

Una historia de vida contada con tanto detalle hace que de alguna forma, al leerlo, uno se sienta parte de esa historia.

Estamos tan acostumbrados a leer las biografías de los popes de la amplificación mundial, y nos olvidamos de casos como el suyo, de igual valor e importancia para el mercado local.

Qué bueno tener en este foro (y en esta sociedad) a gente con su conocimiento y experiencia, siempre dispuesto a dar una mano y ayudar a quien lo necesite.

Y con mucho respeto, como es su costumbre.

Muchas gracias por estar, Jorge.

Aunque no lo conozco en persona siempre es un gusto leerlo.

 

Un abrazo desde Rosario!

Ronnie

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Jorge.. Usted si que es un MAESTRO!

Que historia! Cuanto desarrollo, cuantas ideas, cuantas ganas!

Me siento orgulloso de haberlo conocido, aunque haya sido muy breve el contacto. Da gusto leerlo cada vez que escribe algo, sea el tema que sea, una gran persona sin dudas y con mucha experiencia de vida.

Me gustaría pasarme algún día de vuelta por su taller para charlar un rato y probar algun equipito como la otra vez si se puede. Da gusto mucho hablar personas como usted, Jorge..

 

Un abrazo, Franco.

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Hola Jorge… como estas?

Leí toda tu historia y la verdad es increíble..

Me encanto tu frase “Inspirado por el fracaso, me decidí a estudiar “radiotecniaâ€â€â€¦ eso habla de no ser conformista y de la necesidad de seguir aprendiendo…

 

Un abrazo grande y brindemos por la pasión valvular..

Javier

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Espectacular su historia Jorge.

Saludos

 

pd medio off:

Esta idea me mató, es buenísima la de cablear los filamentos del pre aislandolos de la parte de audio. Nunca lo había visto así ni se me hubiese ocurrido.

[

 

Lo que tenía de original también, era que montaba las válvulas del pre en una escuadrita con suspensión antimicrofónica, con unas gomitas, y pasaba las conexiones de los filamentos entre la escuadra y el chassis, que quedaban blindadas, así que el equipo tenía muy bajo ruido y zumbido.

 

EctonMarkIII2aserie-chassis.jpg

El ECTON Mark III segunda serie

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