Mora Amaro La Loba Posted January 31, 2022 Share Posted January 31, 2022 Hola, hoy quiero empezar una aventura aquí, publicar una historia de fantasía capítulo por capítulo que narra la vida de Aivull, Hija de la Lluvia, una Aguadora muy especial que lleva el Agua al lugar donde hace falta. A lo largo de sus andanzas irá conociendo personajes de muy distinta índole con los que se verá embarcada en una aventura de vida y muerte. Es un relato fantástico para todos los públicos. No sé si cuando publique el segundo capítulo en mi post el primero seguirá apareciendo primero, me lo podéis decir? Así sabría cómo ir publicando manteniendo el orden, cap. 1 capi 2 capi uno debajo del otro.. Bueno, aquí viene Aivull HIJA DE LA LLUVIA @onacarommusic.com Mora Amaro La Loba I AIVULL Aivull llegó de noche a aquel pueblo reseco. A su llegada la acogieron con escepticismo pero también con esperanza. El Alcalde, un hombre viejo y tranquilo, no se había dejado amilanar por las voces que protestaban ante lo que muchos consideraban locura y engaño. ¡A quién se le ocurre llamar a una mujer para que trajera la lluvia! por eso, al verla él supo que había acertado. Aquella mujer-niña, extraña y enigmática, traería por fin la lluvia que tanto necesitaban. Al día siguiente, y justo antes de que naciera el sol, Aivull salió descalza y cubierta con una simple túnica. Nadie se atrevió a seguirla. Una orden tajante les impedía moverse de sus casas. Todos y cada uno de los habitantes de aquel polvoriento y seco lugar estaban atrapados en la espera de poder contemplar el milagro. La tenue luz del amanecer comenzó a tornarse casi negra anunciando el estallido de una fuerza incontrolable que puso el miedo en muchas miradas. Con el sonido del primer trueno, profundo y cercano, la irrealidad se dejó mirar, dejando al descubierto la singular figura de Aivull que a lo lejos bailaba,casi desnuda. Parecía un extraño pájaro blanco, volando de un lado a otro, dando vueltas en una frenética danza que le abría el alma hasta dejarla exhausta. Cuando finalmente se quedó quieta, con la cabeza inclinada sobre el pecho y los brazos pegados a su cuerpo, el sonido tintineante de gotas de cristal fue brotando de su vientre, elevándose y fundiéndose con un tañido pasmoso que el cielo comenzó a hacer vibrar hasta transformarse en un inmenso y poderoso latido que hizo manar el agua de lo más profundo de la nada. Hipnotizada por el fragor de la lluvia, Aivull se abandonó al tremendo empuje del agua que una vez más había acudido a su llamada y se dejó caer sobre la tierra ahora blanda. En la aldea todos abrieron sus ventanas, aspirando con frenesí el perfume añorado de la tierra mojada: el milagro había llegado. La noche trajo la fiesta y Aivull, ya repuesta, la disfrutaba sentada en una piedra y alejada del bullicio. Todos se desvivían por intentar hablarla, y mientras unos bailaban, otros cantaban y los demás miraban, su figura silenciosa les hacía sentir la lejanía de su pensamiento, la distancia de su misterio. -Gracias. El Alcalde se había acercado a ella y al pronunciar estas palabras la miraba con sincero agradecimiento. Había sido un alivio comprobar que no se había equivocado. Ella asintió en silencio, percibía su sentir y eso le bastaba. Era un hombre sabio y honrado que le agradaba. Volviéndose hacia él le preguntó : -¿Hace cuanto no venía la lluvia? -Hace muchos años -respondió él quedándose después callado. No acostumbraba a contarle sus penas a nadie, pero estaba tan contento que prosiguió con su relato - Ya se habían agotado todos los pozos y el ganado fue desapareciendo poco a poco, per a pesar de todo, seguíamos aferrados a nuestros campos secos, a nuestras casas viejas… en fin, a todos nuestros años de esfuerzo, y.. por fin… - carraspeó un poco nervioso, no comprendía por qué le estaba contando esas cosas a aquella mujer extraña, pero ¡qué más daba! Era muy agradable poder desahogarse por fin con alguien - Has devuelto la vida a nuestros corazones -le confesó con un atisbo de temblor en su voz- No sé cómo lo haces, y creo que aunque me lo explicaras nunca lo entendería, solo sé que a mí y a mi gente nos gustaría darte todo lo que necesites, que... -No te preocupes - le interrumpió ella sin brusquedad - Solamente es algo que sucede, como el resto de las cosas. Diciendo esto, Aivull sacó de la cintura de su túnica una bolsita pequeña y se la tendió al hombre. -Ten, éstas son las semillas de los Árboles que Cantan. Al crecer llamarán a la lluvia cuando les haga falta. Debéis sembrarlas con sumo cuidado, y… -¿Los Árboles que Cantan? -la interrumpió el hombre asombrado abriendo la bolsita y observando los diminutos granos. -¡Es increíble! ¡Increíble! -repetía riendo como un niño, feliz ante la idea de que tenía en su mano la bonanza de su pueblo. Aivull esperó a que el Alcalde se calmara para seguir dándole sus instrucciones. Al escucharla nadie diría que era una Hija de la Lluvia. Se la veía tan pequeña y tan frágil, sin embargo, al asomarse a sus ojos se percibía algo inexplicable, inescrutable, algo que transmitía un poder sobrenatural. Sus palabras sencillas penetraron en la mente del hombre con facilidad, transmitiéndole el significado real de su regalo: los árboles que nacerían de aquellas semillas traerían el agua necesaria para sus vidas. Cuando terminó de hablar, Aivull sonrió agradecida al comprobar por la expresión respetuosa del anciano que una vez más su legado de vida sería respetado. -Me tengo que ir esta noche - le anunció ya puesta en pie. - Sabes lo que debes de hacer con las semillas -le recordó - Si conseguís que los Árboles crezcan, ellos se encargarán de llamar al Agua cuando tengan sed. -Nunca olvidaré tus advertencias y se hará como tú dices – le respondió él, y al verla dispuesta a partir no pudo evitar preguntarle con cierta preocupación -¿Por qué viajas en la noche? -Porque es mi amiga. Sin más palabras, Aivull se adentró en las sombras. No lograba acostumbrarse a que la miraran intentando adivinar lo que escondía su ser y ya lejos del pueblo, dando un salto, levantó el vuelo y planeó confiada sobre la tierra bañada por la oscuridad. Disfrutaba volando. Todo su cuerpo se movía siguiendo un ritmo lento y preciso que la hacía avanzar con suavidad en el aire. La oscuridad para ella no existía, sus ojos percibían hasta el más mínimo detalle de cuanto la rodeaba. Al descubrir a lo lejos algunas luces, elevó aún más su vuelo riendo durante su ascenso, y el cielo y las estrellas la envolvieron. 9 Link to comment Share on other sites More sharing options...
fheredia Posted January 31, 2022 Share Posted January 31, 2022 Pero que interesante... me hizo acordar a Ray Bradbury (y pronto recordarè por què jaja) 2 Link to comment Share on other sites More sharing options...
Mora Amaro La Loba Posted July 31, 2022 Author Share Posted July 31, 2022 En 31/1/2022 a las 23:00, fheredia dijo: Pero que interesante... me hizo acordar a Ray Bradbury (y pronto recordarè por què jaja) Perdona mi demora en contestarte, hacía tiempo que no pasaba por el club y ahora veo que te había dejado en el limbo!!! Gracias!!! Mra 1 Link to comment Share on other sites More sharing options...
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